« Give me one good reason why I should never make a change. »
El mundo sería un lugar infinitamente mejor si las conversaciones que los seres humanos mantenemos ebrios o a altas horas de la madrugada pudiesen tener lugar a la luz del día.
Parece ser que en ciertas situaciones nos liberamos de ese "pánico escénico" que nos corroe por dentro y decimos exactamente lo que pensamos justo cuando queremos decirlo. Hoy en día muchos adolescentes se avergüenzan de tener la capacidad de hablar de filosofía o de literatura debido al entorno que los rodea a diario; dicho entorno es un entorno hostil donde no parece haber cabida para cuestiones metafísicas o existenciales, donde sólo se puede hablar del tiempo, del último partido de fútbol televisado o de la última foto que ha subido a Instagram X persona. ¿Por qué? ¿Por qué no se puede hablar de filósofos y escritores en un bar a las cinco de la tarde mientras te tomas un café y te fumas un cigarro? ¿Por qué esperamos contextos especiales para desarrollar y dejar fluir nuestra vena más crítica, nuestra vena más intelectual? ¿Por qué nos da miedo admitir que conocemos o que queremos conocer? Y lo más inquietante de todo, ¿por qué nadie se plantea lo irrelevante que es, en el fondo, el contenido de la mayor parte de las conversaciones que tenemos?
En cierto modo me entristece pensar que la mayoría de personas que dicen "saber todo" de alguien sólo se basan en sus vivencias. ¿Por qué se le da tan poca importancia al arte en nuestra vidas? ¿Por qué no hay tiempo en nuestras conversaciones para debatir sobre escritores, sobre pensadores o sobre cineastas? Creemos "saber todo" sobre una persona cuando en realidad puede que no sepamos cuál es su libro favorito, o qué grupo le toca especialmente la fibra sensible cuando lo escucha, o qué película la hace llorar desde pequeña cada vez que la ve.
Y es que los humanos, por desgracia, hemos dejado de preocuparnos por cuidar nuestra mente y hemos pasado a preocuparnos sólo a lo que concierne a nuestro cuerpo: qué ropa nos compramos, con qué gente nos juntamos, los viajes que hacemos. ¿Pero y qué hay de todo aquello que nos hace crecer por dentro, y no por fuera? ¿Sigue habiendo realmente cabida para ello en algún otro lugar que no sea nosotros mismos?
t u n i c & t o p & s h o r t s - H&M. |•| s o c k s & c r e e p e r s - PRIMARK.
Las fotos de esta entrada deberían haber sido publicadas a principios de Julio, cuando fueron sacadas, pero entre una cosa y otra no pude enseñarlas hasta ahora. Por dos motivos no está del todo mal: el primero es que, por suerte, Septiembre está siendo también un mes caluroso; el segundo, que las que me seguís en Instagram (@eugeniann_) habréis podido ir viéndolas cuando subía alguna de vez en cuando.
A día de hoy ya tengo "muy visto" ese conjunto (y no sé por qué, pero hasta le he cogido un poco de manía a los pantalones), pero en aquel momento me divertí muchísimo con él puesto, sobre todo por los calcetines: cuando tenía doce años solía ir a clase también con uno de cada color, cosa que también hacia con las Converse. A veces la clave de un conjunto es que te diviertas cuando lo escojas o le añadas algo que te gusta especialmente. Todo el mundo debería divertirse escogiendo la ropa que va a ponerse, así como consecuencia nuestros días serían también más alegres.
Cabe mencionar también que tanto la camiseta como los pantalones los compré en las rebajas, siendo prácticamente lo único decente que conseguí encontrar en ellas (y prometo que no fue por no haber rebuscado hasta la saciedad entre perchas y perchas de desperdicios) y que no pertenecen a un conjunto, si no que los adquirí por separado y me pareció aceptable combinar ambas cosas, ya que comparten estampado, y así de paso estrenarlas.